Madame Bertin solia ser puntual. Llegaba siempre apresurada, mas bien sofocada, aunque ya en la puerta de los aposentos de su majestad se tranquilizaba y respiraba hondo. Ella siempre se presentaba con su ejercito, desplegaba sus armas, y siempre ganaba la batalla. Cintas, plumas, sedas, poufs, y como no, su compañero y complemento el peluquero Leonardo. Si la Bertin era la moda, Leonardo eran los cabellos, el era el que ejecutaba los diseños de madame Bertin . Coordinaban sus esfuezos y su arte para tocar juntos en una sinfonia armonizada. !que feliz se veia a la Reina¡. Ahora su majestad ya podia bailar hasta desfallecer bajo esas capas de telas , cintas y torres de pelo con plumas y artilugios. Algunos de estos artilugios eran imposibles de llevar, pero con el ingenio de madame y leonardo la palabra imposible, no existia, y por supuesto en el de su reina tampoco. Jamas ningun tiempo pasado fue tan rico en detalles de todo tipo. Los comerciantes de telas, sombrereros, guanteros, perfumistas y sobre todo modistas y peluqueros fueron piezas clave de este siglo , nunca jamas un siglo pudo llevar mejor nombre...el de la luces.
!Que minue tan divertido¡. ¿Relucire como un diamante?. Esta y otras preguntas mas, rondarian en la cabecita de Antonieta antes de cada aparicion en publico. Durante muchos años estos fueron sus unicos problemas, la moda y los peinados, y ahora esta pequeña actriz necesitaria un pequeño escenario tambien....encontrarlo no fue dificil, el bombon no se encontraba muy lejos de versalles, y ademas ya tenia nombre... EL PETIT TRIANON.